MIAMI–Muchos establecimientos de Miami han retirado de sus mostradores las drogas sintéticas que en las últimas semanas han provocado violentos incidentes, entre ellos probablemente el ataque caníbal a un desamparado. Pero eso no significa que hayan dejado de venderlas.
“Sienten la presión de la prensa”, dijo Roberto Fulgueira, jefe del Departamento de Policía de Sweetwater. “Tenerlas sería mala publicidad, pero se pueden comprar todavía”.
El empleo de estas drogas, algunas de ellas conocidas como “sales de baño”, comenzó a ser noticia local y nacional hace dos semanas, después de que Rudy Eugene fuera abatido a tiros por la policía en el viaducto MacArthur tras devorar el rostro de Ronald Poppo, un desamparado de 65 años que se encuentra grave en el Hospital Jackson Memorial.
Después de este truculento ataque, las autoridades y los medios han comenzado a relacionar otros casos de extrema y rara violencia con el consumo de las nuevas drogas. El pasado fin de semana, en North Miami Beach, otro desamparado, Brandon De León, de 21 años, desafió a dos policías en un restaurante. Al ser detenido comenzó a gruñir y golpear su cabeza contra el panel divisorio de plexiglás de la patrulla. Por último, trató de morder a uno de los agentes.
En Lafayette Parish, Louisiana, la policía atribuyó recientemente a las sales de baño la causa de que Carl Jacquneaux le arrancara un pedazo de rostro de una mordida a Todd Credeur durante una pelea de vecinos.
La venta y el uso de la mayoría de las drogas sintéticas, como sales de baño e inciensos de hierbas, es legal para los mayores de 18 años en la Florida y otros estados. Sólo en la Ciudad de Sweetwater está prohibida la venta de marihuana sintética desde hace un mes.
“Los niños estaban comprándolas”, dijo Fulgueira. “Esto es un tema moral. Teníamos que hacer algo”.
Fulgueira espera que se prohiban pronto las demás drogas sintéticas.
“Hasta ahora ninguna droga ha hecho que las personas sean agresivas”, dijo. “Estas drogas, sí. ¿Quién mordería a otro ser humano?”
Patricia Junquera, profesora adjunta de psiquiatría y directora de la unidad de desintoxicación de la Universidad de Miami, dijo que en los dos últimos años se ha notado en el Jackson un incremento de casos afectados por drogas sintéticas.
“Estamos viendo este tipo de comportamiento más y más”, dijo. “Y con pacientes más jóvenes cada vez”.
Precisó que los efectos de la marihuana sintética (s pice) y las sales de baño son más graves que los de las drogas habituales, provocando procesos psicóticos.
“Algunos tienen convulsiones o están paralizados”, dijo. “Eso no pasa con la marihuana normal”.
Agregó que los consumidores más jóvenes corren el riesgo de adquirir de manera permanente enfermedades mentales graves como esquizofrenia y trastorno bipolar.
Al aumentar los niveles de dopamina y norepinefrina en el cerebro, dijo Junquera, estas drogas impiden un comportamiento racional.
“Se hacen animales”, dijo.
Algunos dueños y empleados de establecimientos donde se vendían estas drogas han tomado conciencia de sus trágicos efectos.
“Están volviendo loca a la gente”, dijo Justin García, empleado de Alladin Smoke and Gift Shop, en Miami Beach. “Y nos traen malos clientes”.
García dejó de vender estas drogas sintéticas hace un año. Sin embargo, señaló, la venta sigue en otros lugares.
“Tienes que ser un tipo de persona específico”, comentó Fulgueira. “Y te las venderán”.
Gary Goldstein, de Lee-Ann Pharmacy, en Miami Beach, dijo que algunos distribuidores los habían estimulado a vender las drogas.
“Pero las rechazamos”, dijo. “No pensamos que fuera lo correcto”.
En Miami Smoke Shop, una tienda de tabaco y salón de tatuajes en West Miami, estaban a la vista los paquetes de Cloud Nine, Fire, Bob Marley y otros inciensos herbales y popurrís. También se anuncian en la página de internet del negocio. No tenían sales de baño a la venta.
En los paquetes ilustrados con dibujos animados, que anuncian sabores de fresa, uva y menta, los fabricantes advierten que estos productos no son para consumo humano. Pero, según un empleado de la tienda que se identificó como Raúl, la gente fuma los inciensos, que valen entre $5 y $20.
“Es un incienso de hierbas”, dijo Raúl. “Como la gente lo use es su problema. Pero no es nada bueno”.
Indicó que la venta de marihuana sintética ha disminuido a la vez que aumentó el interés por las sales de baño.
“Desde lo del caníbal han venido preguntando si vendemos las sales de baño”, dijo.
A lo largo de la nación, gobiernos estatales y locales están debatiendo la legalidad de marihuana sintética y las otras drogas nuevas. Según información publicada recientemente por la Casa Blanca, en el 2011 las llamadas a los centros de control de sustancias tóxicas ( Poison Control) relacionadas con marihuana sintética se duplicaron en comparación con el 2010, mientras que las relacionadas con las sales de baño se multiplicaron por 20.
Dado que las autoridades estatales y federales no han prohibido la venta y el consumo de las drogas sintéticas, la iniciativa queda en manos de los municipios.
Manny Maroño, el alcalde de Sweetwater, comentó que tendría que ser un esfuerzo comunitario. De hecho, en otras ciudades se han interesado por estudiar la medida.
“Nos están llamando”, dijo. “Quieren ver cómo lo hicimos”.
Aún así, queda otro obstáculo por sortear. Y es que las recetas de las drogas sintéticas cambian constantemente.
“Será como la prohibición de esteroides anabolizantes”, dijo Junquera. “Seguirán cambiando los ingredientes de las drogas para que sean legales”.
Maroño no se da por vencido.
“Si cambian los ingredientes o el envasado de las drogas para evitar nuestra ordenanza, cambiaremos la ordenanza”, dijo.
Por supuesto, siempre hay quienes sostienen que un gobierno local no puede prohibir la venta de una substancia legal.
“Dicen que no es constitucional”, dijo Fulgueira, sacudiendo la cabeza. “Pero estamos salvando vidas”.
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Photo by Roberto Koltun / El Nuevo Herald